Plegaria Judía por los Migrantes
La Torá nos enseña a amar al extranjero, porque extranjeros fuimos en la Tierra de Egipto.
Por ello, acojamos al migrante como a nuestro prójimo, siguiendo las palabras de la gran poetisa judía, Emma Lazarus, que adornan la Estatua de la Libertad:
Dadme tus cansados, tus pobres.
Tus masas amontonadas gimiendo por respirar libres.
Los despreciados de tus congestionadas costas.
Enviadme a estos, los desposeídos, basura de la tempestad.
¡Levanto mi lámpara al lado de la Puerta Dorada!
Nuestros padres, Abraham y Sara, acogieron los caminantes en sus tiendas de campaña.
En Pesaj, la Pascua judía, abrimos nuestras puertas y proclamamos: ¡Que entren y coman todos aquellos que padecen hambre!
En Sukot, la fiesta de las cabañas, recibimos a los huéspedes en nuestra suká.
Vayamos, también, a acoger a los migrantes, con amor en nuestros corazones, respondiendo al llamado de la Torá para afirmar su valor inherente, y elevando las lecciones aprendidas por nuestro pueblo para recibir huéspedes en nuestros hogares, después de siglos de exilio de nuestra Tierra.
Bendito sea El que acoge al forastero.
Amén.