Oración Ecuménica por los Refugiados 

Preparada por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR)

 

Oh, Dios, nuestra ayuda en tiempos pasados, tú guiaste a los israelitas a través del desierto, una columna de fuego de noche y una nube durante el día.
Te pedimos que guíes a quienes migran, vulnerables y desesperados, buscando hoy nuevas esperanzas y nueva vida.
Protégelos, Señor, en su búsqueda de salidas, al subir a los botes y a los camiones, y al cruzar las fronteras, al cargar a sus niños y niñas, caminando tantos kilómetros.

Esperanza para los tiempos por venir, tú creaste todos los pueblos para que florezcan, para que vivan seguros y encuentren sentido, para experimentar el amor, para encontrarte.
Te pedimos por quienes han perdido la esperanza, la seguridad, el amor y la fe.
Oramos por padres y madres que han perdido a sus hijos e hijas o que los han visto morir.
Intercedemos por los niños y niñas que deambulan sin alimento, sin agua, sin seguridades.
Oramos por las comunidades abandonadas y por las comunidades agobiadas.
Oh, Dios, obra milagros y una esperanza generadora de vida.

Nuestra protección en la tormenta cruel, tú eres el único que trae paz.
Como la madre con sus polluelos, protégenos bajo tus alas.

Oramos por el fin de la tiranía de ISIS y por el fin de la violencia en Siria.
Protege a quienes no han encontrado aún un modo de escapar.
Te pedimos por los corazones de quienes buscan matar a otros.
Oramos por los ojos del mundo, para que miren esta guerra.
Concede sabiduría a los líderes que deben resolver cómo facilitar la paz.

Nuestro eterno hogar, en Ti hallamos vida y providencia para ésta vida y para la que viene.
Te pedimos que reconstruyas las vidas de quienes lo han perdido todo.
Abre las puertas de lugares seguros para quienes están desesperados y desesperadas por un nuevo hogar.
Restaura los bienes materiales de quienes anhelan acceder a las necesidades elementales para la vida.
Fortalece nuevos lazos de amistad en aquellas comunidades y familias que han sido desgarradas y separadas.
Inspira a nuestras Iglesias, lejanas o cercanas, donde aún podemos celebrar en libertad y seguridad, a recibir al forastero, a la forastera.
Ayúdanos a discernir cómo acercarnos a quienes buscan refugio con gestos concretos de misericordia y a ayudarlos a buscar justicia perdurable con esperanza.
Amén.

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